lunes, 7 de diciembre de 2015

Carina de pena

Hace aproximadamente un año estuve trabajando de monitor infantil para una gran superficie, en una actividad que llamaré la loca, loca academia de astronautas. Era un trabajo para el que no estaba preparado, ya que no tengo formación de magisterio ni nada parecido. Lo más relacionado era mi experiencia como divulgador, pero era mayoritariamente con adultos o adolescentes. Aún así fui contratado, por lo que allí fui a hacerlo lo mejor posible con un montón de ganas.

La academia funcionaba todos los días, y durante los laborables recibíamos a distintos grupos de infantil o primaria y los llevábamos por distintos talleres presuntamente adecuados a su edad. Uno de esos talleres eran unos simples paneles con fotografías y dibujos. Yo evitaba hacer una exposición magistral en la que hablara yo solo, si no que les iba haciendo preguntas constantemente, o (un clásico) simulábamos los movimientos del sistema Sol-Tierra-Luna  poniendo a su profesor en el centro y a varios alumnos orbitando a su alrededor.

En una de esas exposiciones, pregunté al grupo: "¿Qué son las estrellas?" Hasta ese momento creía que era una buena pregunta para que me fueran dando respuestas y con más preguntas llegar a alguna definición de estrella aceptable.

Creía que era una buena pregunta hasta que una niña, de siete u ocho años, la más pequeñita de la clase, dijo despacio con voz dulce y baja que apenas se dejaba oír entre el ruido...
- Son personas que han muerto
Guardé silencio un rato, no sabía qué contestar.

Hasta que finalmente, me escuché decir:
- No
Y a continuación soltaría alguna explicación de manera automática. No lo recuerdo con claridad. Mi atención estaba en la carina de pena que puso la niña. 





¿Cómo pudo llegar una niña a dar esa respuesta? ¿Lo habrá visto por la tele? ¿En algún cuento? Poniéndome en el peor de los casos, me imaginaba la siguiente sucesión de actos:

  1. Fallece un familiar o una persona cercana de la niña.
  2. Alguien le consuela diciéndole que esa persona se ha convertido en una estrella.
  3. Un malvado monitor ataviado con un mono azul barato de astronauta le dice que se deje de supersticiones.

Y no, por supuesto que no le dije nada de que era una superstición, ni di más explicación a la pequeña. Era irónico, cuando era árbitro de fútbol nunca tuve miedo de enfrentarme a un equipo asilvestrado de fútbol regional, pero ese día me daba miedo que me volviera a hablar esa chiquitina de ojos grandes y tristes.

La niña se fue con su colegio, y espero que no haya pensado tanto en nuestra conversación como lo he hecho yo. A ratos me sentía culpable, porque ¿quién carayo soy yo para rebatir las creencias de una niña? Si la niña cree en los reyes magos, papa noel o que surgen estrellas cuando fallece alguien, ¿puede el monitor de una actividad extraescolar decirle que está equivocada?

Tras más de un año estoy convencido que no es culpa mía, si no de quien le indujo a creer en una superstición. Dentro del temario estaba explicar qué son las estrellas, planetas y demás astros. Y la explicación la recibió.

Este tipo de supersticiones solo sirve para que la niña desconfíe de los adultos. Unos adultos le dicen que las estrellas son personas fallecidas y otros adultos que son "pelotas de plasma que emiten mucha luz, tienen mucha masa y pueden permanecer sin cambios durante miles de millones de años". Además, no alcanzo a ver qué ventaja tiene que una niña pequeña crea que un familiar fallecido se haya convertido en una estrella. ¡Si apenas se ven estrellas desde las ciudades! Y por último, es algo que muchos niños se pueden dar cuenta por sí solos si aprenden algo sobre constelaciones, ¿cómo puede ser que usemos las mismas constelaciones desde hace miles de años? ¿dónde están las estrellas nuevas?

Aunque lo más delicado del asunto, y que no he tratado todavía, es... ¿cómo hablar de la muerte a los niños?

Nunca me he visto en esa necesidad. Por suerte. Porque no sabría cómo. Supongo que mentir nunca es una solución. Ahora bien, no soy capaz de aportar una respuesta, pero espero que vosotros, los lectores, me aconsejéis en los comentarios.



Lago 



PD: Afortunadamente, Pumba, el jabalí de El Rey León (1994) apoya mi opinión.

Pumba: ¿Timón?
Timón: ¿Qué?
Pumba: ¿Nunca te has preguntado qué son esos puntos brillantes de arriba?
Timón: Pumba. No me lo pregunto. Lo sé.
Pumba: ¡Ah! ¿Y qué son?
Timón: Son luciérnagas. Luciérnagas que se quedaron pegadas en ese techo negro y azul de arriba.
Pumba: Ah… ¿sí? Siempre pensé que eran bolas de gas quemándose a millones de kilómetros de aquí.

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