Parafraseando a Picard (Patrick Steward), capitán de la nave
Enterprise: “El espacio, la última frontera” … y menuda frontera que supone. La raza humana desde tiempos inmemoriales ha tenido tendencia a
mirar hacia arriba, hacia el cielo oscuro plagado de estrellas, soñando
siempre, de forma más o menos bucólica en poder alcanzarlas.
Pero… ¿hemos pensado detenidamente en lo que supondría la
conquista del medio galáctico? El mangaka (dibujante y escritor de mangas)
Makoto Yukimura nos trae de la mano una creación maestra compuesta de 4 tomos
tratando el tema de los desechos espaciales. La obra fue publicada entre el 23
de enero del 2001 y el 23 de noviembre del 2004. Posteriormente, el director
Goro Taniguchi, convirtió la serie en un anime de 26 episodios de 25 minutos de
duración cada uno. Para entender un poco de qué va esto, mejor pongámonos en
situación:
"Año 2075. La humanidad ya se ha asentado en la Luna y en
Marte, que sirven tanto como residencia como complejo vacacional. El siguiente
objetivo planteado es la conquista de Júpiter. A raíz de esto surgen tensiones
políticas, intereses económicos entre las empresas, siempre en guerra por
obtener los derechos de explotación de los recursos, e incluso, grupos
terroristas en contra de la conquista de nuevos mundos.
Dentro de este marco, nuestra atención se centra sobre un
grupo de astronautas que pertenecen a la sección de desechos de la estación
espacial Tecnora. Su deber consiste en recoger la basura espacial que puede
interferir con las actividades aeroespaciales que tienen lugar en torno a la
Tierra.
En este ficticio universo, el problema de la basura espacial
empezó a cobrar relevancia en el año
2068 cuando un pequeño tornillo impactó contra el cristal de la nave de
pasajeros Alnail-8, acabando con la vida de todos los tripulantes de la cabina.
Así pues, tanto satélites artificiales de usar y tirar, como
tanques abandonados por las lanzaderas o residuos derivados de la construcción
de estaciones espaciales orbitan en torno a la Tierra a velocidades que rondan
los 8 km/s."
De izquierda a derecha: Ai Tanabe, Hachirota Hoshino, Yuri Mihairokoh, Philippe Myers, Edelgard Rivera, Fee Carmichael and Arvind Ravi |
En clave de slice of life los personajes principales, que
evolucionan a lo largo de toda la serie, nos van presentando así distintas
problemáticas relacionadas con la exploración y adaptación del hombre a la vida
en el espacio. Para la realización de la obra, Taniguchi contó con la
colaboración de la Agencia Espacial Japonesa (JAXA) como consultora. A lo largo
del anime podemos ver astronautas sufriendo distintas enfermedades como
envenenamiento por radiación, huesos quebradizos o enfermedades mentales,
además el sonido no viaja por el espacio, y las naves no hacen ningún ruido. En
este sentido la anime proporciona un punto de vista científicamente bastante realista en
comparación con otras obras de ciencia-ficción.
Uno de los temas recurrentes, puesto que la división en la
que trabajan los protagonistas es la Débris es concretamente el tema de la
basura espacial, que está formada por todos los objetos artificiales en órbita
que no están operativos.
La mayor parte de esta basura espacial se sitúa en las
órbitas más transitadas por satélites artificiales tanto de comunicación, como
militares, astronómicos, etc. Los picos de máxima densidad se hallan situados a ±
850, ± 1.000, ± 1.500, ± 2.000 y ± 36.000 kilómetros sobre nuestras cabezas.
-LEO (Low Earth
Orbit): hasta ± 2.000 Km
-GEO (Geostationary
Earth Orbit): situada a ± 35.768
Algunos de los desechos situados en la órbita baja de la
Tierra son muy grandes, como las etapas quemadas de los cohetes, algunos satélites
inutilizados, herramientas que se pierden en los paseos espaciales, etc, sin
embargo, la mayoría de los desechos son mucho más pequeños. Se podría pensar
que esto tampoco es tan relevante, que no hay que exagerar, pero en realidad a
la velocidad de 8 Km/s que pueden llegar a alcanzar hasta las motas de polvo
pueden actuar como pequeños proyectiles.
Las colisiones con estos trozos flotantes de basura pueden
inutilizar o destruir naves espaciales, como ocurrió en 1996 con el satélite
francés Cerise. Pero no solo eso, además de provocar grandes daños materiales
pueden amenazar la vida de los astronautas en sus paseos espaciales.
Actualmente, se monitorizan por medio de telescopios y
radares más de 30.000 trozos de basura de hasta 10 cm de tamaño. Y aun así,
quedan muchos desechos sin registrar por ser demasiado pequeños, tal y como
motas de pintura o polvo. Aún más si tenemos en cuenta el escenario propuesto
por el consultor de la NASA, Donald J.Kessler, que predijo lo que hoy se conoce
como “síndrome de Kessler” o “cascada de ablación” según el cual el volumen de
basura espacial en órbita baja terrestre sería tan alto que los objetos en
órbita impactarían entre sí con frecuencia, dividiéndose en partes más
pequeñas, creando así más basura y aumentando el riesgo de impacto con otros
objetos
Según Jyri Kuusela, experto del “Proyecto de basura espacial”
iniciado por la ESA (Agencia Espacial Europea), la composición de objetos espaciales que orbitan en torno
a la Tierra es:
-Naves
operativas: 7%
-Naves
Obsoletas: 22%
-Restos de
Cohetes: 17 %
-Objetos
relacionados con las misiones: 13 %
-Otros
fragmentos: 41 %
Como podemos ver, las basura especial es un problema
de primer nivel en el desarrollo de la carrera espacial, y por ello, todas las
agencias nacionales e internacionales colaboran para llegar a acuerdos y
establecer un protocolo de actuación que nos permita eliminar la mayor parte de
residuos que orbitan en torno a la Tierra. En la “Conferencia Europea de Basura
Espacial”, Heiner Klikrad, director de tratamiento de residuos de la ESA
aseguró:
“La única manera de resolver el problema es ir allí y
eliminar activamente esa chatarra espacial recogiendo cada año los objetos de
mayor tamaño. Solo de esta manera podremos controlar el medioambiente”
Hasta aquí por hoy. Recordad astroamigos: Respeto al medio ambiente tanto en la
Tierra como en el espacio. KONNICHIWA!!!
Fuentes:
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