Últimamente está muy de moda el Hobbit, y todo lo relacionado con el
mundo Tolkien, yo no voy a ser menos,
os hablaré de las Enanas marrones.
Las Enanas son unos seres muy
pequeños, escurridizos y difíciles de encontrar, es como situarse en la
comarca, en las Colinas Lejanas, e intentar verlos con ojos de elfo en la
montaña Solitaria, ardua tarea.
Os diré la verdad, no voy a
hablar de nada del Señor de los Anillos, pero sí que se pueden encontrar muchas similitudes entre nuestras estrellas y esos
seres humanoides, (e igual he conseguido llamarte algo la atención).
Las enanas marrones son un tipo
de “estrellas” diferentes a las que estamos acostumbrados a imaginar.
En realidad son estrellas
fallidas, tampoco se les puede considerar planetas, están a caballo entre unas
y otras; No poseen la suficiente masa como para poder brillar como lo hace la
estrella Polar.
El Límite superior de masa está
entorno a las 80 masas Jovianas (masa de nuestro planeta Júpiter) y el límite
inferior es de 13 masas Jovianas. Estos límites están relacionados con la
capacidad de realizar ciertos procesos de fusión. Como he dicho, no es posible
considerarlas verdaderas estrellas, lo que se debe a su imposibilidad de
realizar procesos de fusión del hidrógeno.
Un valor típico de la temperatura de la superficie de
una enana marrón está en torno a los 700ºC,
fresquitas si las comparamos con la superficie de nuestro sol, unos 5505ºC.
En su momento, estas estrellas fueron
muy estudiadas, pues fueron candidatas a dar una respuesta a esa falta de materia que tenemos
en el universo, a la que denominamos materia oscura. Al no ser muy brillantes,
y por lo tanto difíciles de detectar, es posible que se nos hubiesen escapado a
la hora de contabilizar la cantidad de masa que representan en el Universo.
La primera enana marrón, fue
detectada en el observatorio del Teide, en Tenerife, y se le llamó Teide 1,
(muy originales, yo la habría llamado Balin…)
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