El sábado 6 de Septiembre
celebraremos la IV Edición de la Noche Lunática en la Facultad de Ciencias de
la Universidad de Oviedo. Durante esta celebración que forma parte de la
International Observe the Moon Night también tiene lugar un concurso depósteres de divulgación. A continuación la siguiente entrada del ciclo dedicado
a la Luna.
Estudiando la Luna
La Luna es un objeto único dentro del Sistema Solar. Muchos de nosotros
alzamos la vista para observar, en una noche de cielos despejados, el color
plateado de sus tierras altas y sus oscuros mares basálticos. Como se ha
comentado en post anteriores, la Luna ha ejercido y sigue ejerciendo una fuerte
influencia sobre filósofos, artistas, aventureros y soñadores varios.
En esta entrada simplemente me gustaría comentar brevemente (brevísimamente) cómo los
científicos planetarios estudian los objetos planetarios, en concreto cómo se
estudia la Luna.
¿Cómo hemos llegado hasta aquí?
Durante las 6 misiones del Programa Apolo llevadas a cabo por la NASA y 3
misiones del Programa Luna de la Unión Soviética se trajeron de la superficie
lunar aproximadamente 382 Kg de regolito y rocas lunares. Además existen más de
92 meteoritos lunares que han sido recogidos en diversos puntos de la Tierra y
que han sido estudiados y analizados (geofísica, geoquímica y mineralógicamente)
en laboratorios. Tanto las muestras recogidas en la Luna como los meteoritos
hallados aquí nos han permitido conocer que la Luna está empobrecida en
volátiles (elementos y compuestos químicos con punto de ebullición bajos) o que
no tienen minerales hidratados tan comunes en muchas rocas terrestres. También
nos han permitido conocer que la Luna, al contrario de lo que se pensaba
anteriormente a la llegada del hombre a la Luna, es un objeto diferenciado, o
lo que es lo mismo, que tiene un núcleo, manto y corteza. Hemos descubierto que
tiene más diversidad de rocas de lo que esperábamos y hemos podido conocer sus
composiciones geoquímicas, mineralógicas y aproximarnos a su edad. Gracias a todo
esto se ha podido establecer la hipótesis del Gran Impacto como posible
origen y el concepto del Océano de Magma como parte de su evolución y
diferenciación y hemos podido datar (aproximadamente) estos eventos.
Meteoriteo LaPaz Icefield (LAP) 02205. Fue encontrado en la Antártida y es el primer meteorito que ha resultado ser un basalto cristalino procedente de un mare. Se observa la corteza de fusión que recubre el meteorito. Créditos: Randy Korotev. |
La teledetección es la observación de un cuerpo planetario a distancia. La
utilización de un telescopio en la Noche Lunática, por ejemplo, es teledetección. La morfología y la topografía, así como la composición a escala
global de la Luna, interacciones entre el medio espacial y la superficie lunar
entre otras, podemos estudiarla gracias a instrumentos a bordo de misiones
espaciales.
Pero es la combinación del estudio de muestras en laboratorio y del análisis de
datos obtenidos por medio de técnicas de teledetección la que ha permitido los
mayores avances en nuestro conocimiento sobre nuestro satélite. Las muestras
han permitido conocer las propiedades físicas y químicas del regolito (“suelo”
lunar) validando los datos obtenidos por instrumentos de teledetección y permitiendo
usar dichos instrumentos con confianza. Por ejemplo, el concepto del Oceáno de Magma había
sido establecido tras el análisis de las muestras lunares pero para que esta hipótesis
fuera aceptada, necesitaba ser consistente con datos composicionales a nivel
global y para ello es necesario la utilización de estos instrumentos.
Todavía nos falta mucho por descubrir y aprender sobre la Luna. Las
muestras lunares recogidas por las misiones espaciales se restringen a la cara
visible y a un área bastante limitada. Los meteoritos lunares se suponen que
provienen de zonas aleatorias de la superficie lunar pero no disponemos de su
contexto geográfico ni geológico. Muestras de otros cuerpos planetarios (por
ejemplo Venus o Mercurio) podrían ofrecernos mucha información sobre el origen
de nuestro satélite. Mejoras en la resolución espectral y espacial de los
instrumentos de teledetección, así como mejoras en la cobertura serían de mucha
utilidad para muchas investigaciones que se están llevando a cabo.
Sé que se me quedan muchas cosas en el tintero (o en el teclado) así que no dudéis en comentar.
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